martes, 6 de agosto de 2013

El Deseo

"Solo por esta vez voy a conceder un deseo,pero sólo uno",le dijo con voz grave y gesto adusto. Él se puso de pie y automáticamente comenzó a llorar,emocionado,hasta que comprendió lo que sucedía. Tristeza y felicidad se mezclaban en su interior. Cuando pasaron dos minutos, y todavía un poco asustado,aprovecho la oportunidad. Lo miró a la cara y sin titubear decidió, sabiendo muy bien lo que quería. No eran riquezas ni lujos ni nada similar. Pidió,simplemente, compartir un día,sólo uno, con la mujer que amaba. Su interlocutor lo miró fijamente y con un dejo de asombro le dijo:"si es lo que quieres...¡es tu decisión!"y desapareció.
De repente como por arte de magia apareció a su lado. No era un sueño...¡Su deseo se había hecho realidad! Por fin la tenía para él como lo había soñado por tanto tiempo, y poco le importaba que fuera sólo por veinticuatro horas.
Ella estaba allí, durmiendo a su lado y sólo se escuchaba su respiración. Él no pudo conciliar el sueño,era imposible teniéndola tan cerca. Sólo la miraba,casi sin pestañear. Siguió a su lado hasta que despertó. La acompañó mientras se vestía,sintió el suave aroma de su perfume ,ese que dejaba a su paso cada vez que se acercaba a alguien.
Recorrió con ella el camino hasta su trabajo,ese mismo que hacía todos los días y que él se sabía casi de memoria. Cuando al fin salió,él seguía ahí,esperándola. La tomó del hombro y nuevamente caminó a su lado,bien cerca. Fueron de compras y hasta la acompañó hasta a la casa de su madre. Luego de una breve visita se tomaron un taxi y retornaron a la casa,ya con la noche a cuestas con la luna como única acompañante. La medianoche se acercaba y el deseo iba llegando a su fin. Vieron acurrucados un rato televisión y llegado el momento de dormir él se sentó a un lado de la cama,acariciando su cabeza y mejillas para luego darle un dulce beso en la frente hasta que ella por fin se durmió. Con un dejo de tristeza,se despidió.
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La patrulla frenó muy cerca del cuerpo. Muchas personas alrededor del cadáver miraban asombrados y con tristeza el pobre fin de ese hombre. Hacía años que pedía monedas en la puerta de esa capilla. Si bien era un hombre joven padecía una terrible enfermedad que lo dejó postrado de niño y no tuvo más remedio que vivir de la generosidad de la gente. No iba a sufrir más,había fallecido la noche anterior y nadie se había dado cuenta hasta un día después. Así de ignorado era por el resto de la sociedad. Entre el gentío se pudo escuchar a una mujer decir que la asombraba ver como una persona tan desdichada,sola y sumida en la pobreza pudiera morir de esa manera,y aún así hacerlo con una sonrisa en los labios.
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Ninguna de esas personas sabía de su deseo. Ella tampoco. Pero había tenido un ángel propio por un día. Sin embargo,él se fue sabiendo que la muerte, tan temida por todos, a él le había dado una chance que la vida no le dio,un día con la mujer que tanto amaba.
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2 comentarios:

  1. triste final,pero enternecedor.De util alimento para los grandes apostadores de los mas inmaterial que es el amor..

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