domingo, 25 de agosto de 2013

Amor a la Música

8 y 45 de la mañana. Me acercaba caminando con dificultad al negocio de electrodomésticos donde solía dar mi "show" todos los días . 
Cada mañana las nueve,hiciera frío o calor,estaba ahí, sin falta. La gente del barrio me conoce de hace años y siempre me saludaban cariñosamente. Gracias a ellos mi vida era más llevadera. 
Van 15 años ya de que vivo así,en situación de calle. La caridad y buena onda de los vecinos hace que mi vida valga la pena. Y también lo hace la música. Sobre todo la música.
Cuando la desgracia me dejó a la buena de Dios pensé en acabar con mi vida. Fueron dos años terribles en los que la depresión y la falta de amigos y familiares que me apoyen hicieron que mis ganas de vivir se apagaran lentamente. 
Pero salí,con mucho esfuerzo y el apoyo de la maravillosa gente del barrio. Personas desconocidas que me regalaban sonrisas,charlas y me ayudaban con comida y ropa. El Padre Luis me dio un espacio en la iglesia para que pase las noches y así evitar dormir a la intemperie. 
En todos estos años, mi gran descubrimiento fue la música. Era mágica. Ella me ayudaba a viajar,a salir de la realidad en la que estaba inmerso. Amaba los sonidos de los instrumentos,de las voces y coros de cada canción que escuchaba. La hacía mía. Mi cuerpo la absorbía y me daba energía positiva, que luego la compartía con los demás.
Cuando el negocio abría cada mañana,una de las primeras cosas que hacía Miguel,mi amigo el empleado,era poner un enorme equipo de música en la puerta y prenderlo. Yo me acomodaba a un costado, apoyado en la pared, en donde cantaba,bailaba y hacía la mímica de las canciones en inglés. 
Miguel,sin que el dueño se entere,me había grabado un disco compacto con las canciones que más me gustaban. Con ellas, yo después teatralizaba y me ganaba unas monedas,que muchas veces y gracias a Dios, era más de lo que esperaba. Mi idea era juntar dinero para comprarme algún aparato para poder escuchar música a la noche,antes de dormir. Me faltaba mucho todavía,pero Miguel me dijo que si podía me iba a hacer un descuento,pero que no le dijera nada a nadie. Y yo era una tumba.
Llego al local y justo en ese momento Miguel abre la persiana,como si estuviéramos sincronizados.
-"¡Buen día Miguel! ¿cómo estás?"
-"¡Buen día Mario! ¿Con ganas de cantar?",me dijo guiñándome un ojo.
-"¡Más vale! El día que no pueda voy a sentirme como el Diego en el 94...",y los dos nos reímos con ganas.
-"Sos un groso,Marito,sabélo...¿desayunaste algo ya?
-"No,todavía nada"
-"Tomá,empezá tu show con algo en el estómago",me dijo y me dio dos galletitas.
-"!Gracias Miguelito! El primer tema te lo dedico a vos", le dije agradeciéndole
Me comí las galletitas mientras lo veía acomodar en la vereda parrillas portátiles,tendederos y bicicletas. Cuando terminó ,acomodó en la puerta el equipo de música y puso mi disco.  
-"Bueno...me voy a poner a trabajar. Suerte",me sonrió y se fue adentro. No pasó ni cinco segundos y volvió.
-"Me olvidaba,tomá...",y me dio el control remoto sin que lo vieran. Lo agarré y me lo guardé en el bolsillo de mi saco.
La calle lentamente se fue poblando de transeúntes y aquellos que estaban de paso me miraban extrañados o se reían sin dejarme nada. Pero muchos otros se quedaban a escucharme cantar o ver como bailaba,que no era mi fuerte pero era un complemento a las canciones. Mi CD incluía a varios artistas de distintos géneros,desde Los Pericos hasta The Doors,y cada canción tenía su propia coreografía y dramatización: me tocaba el corazón,levantaba las manos,cerraba los ojos, me abrazaba o movía las caderas según la letra. Si era en otro idioma improvisaba. En "Ojos de Ciudad" de Los Pericos,tocaba la gaita con más ganas que los gaiteros mismos,y era un punto alto en mi actuación. A los chicos les encantaba verme"tocar" ese instrumento. Para las chicas tenía preparado temas como "Lady in Red",de Chris de Burgh,varios de Bon Jovi,y también tenía algunos temas viejos de Camilo Sesto o José Luis Perales que hacían que las señoras más grandes me dejaran buena propina. Pero también cantaba temas que me gustaban a mi,si me daban algo,mejor,pero era para disfrute personal. 
A media mañana ya había juntado varios pesos,que me alcanzaban para un café con leche y hasta para guardar para mi MP3. Aunque el cafetero siempre me lo regalaba yo siempre tenía la plata con la intención de pagarle. El me pedía a cambio que le cante un tango de Gardel,que tenía grabado especialmente para él. "El día que me quieras" era su paga. Hoy parece que le gustó más que de costumbre porque el vaso vino acompañado de una medialuna.
Al mediodía me tomé un descanso para comer. Fui hasta lo de Doña Camen que todos los días me agasajaba con un plato caliente de comida y un vaso de gaseosa o jugo. Sé reconocer que en cierta forma soy un privilegiado. La gente me aprecia y me demuestra cariño en todo momento y yo se los compenso con mis canciones y dándole una mano,como sacando las hojas de la zanja o jugando con sus perros,aunque nadie me lo pedía,pero igual lo hacía. Era lo más justo. 
Después de comer,volví a mi trabajo. Tenía la panza llena y las canciones empezaban a  brotar del fondo de mi alma. 
Hoy estaba con más entusiasmo que nunca e iba a dar lo mejor de mi. Arranqué con cantantes españoles porque a esa hora pasaban muchas mujeres que gustaban de ellos. Yo lo sabía muy bien. 
A la tarde apuntaba al público adolescente. Mucho no me gustaban pero los chicos y chicas se quedaban a cantar conmigo o sólo a verme bailar. No solían dejarme dindero, pero me gustaba verlos a mi alrededor disfrutando de mi show. Me hacía bien,esa es la verdad. Son energía pura.
Anochecía,y Miguelito junto a sus compañeros empezaron a guardar las cosas. El negocio iba a cerrar y yo me tenía que ir después de un lindo día, lleno de canciones y buenas vibras de la gente. Saludé a Miguel, devolviéndole el control remoto sin que nadie me viera, y después saludé a los demás empleados. Finalmente, me fui rumbo a la iglesia,a hablar un rato como todas las noches con el Padre Luis. La paz  que me transmitía me ayudaba a dormir. Él era otra de las personas importantes en mi vida. Era un amante de la música como yo y a veces hablábamos por horas de ese tema. Además de darme cobijo en la noche, siempre tenía un plato de comida para mi. 
Cuando llegué a la iglesia estaba parado, como esperándome. Entré y estuvimos charlando por un rato mientras yo comía.
-"Mario,tengo una sorpresa para vos", me dijo justo cuando terminaba de comer. Se levantó y salió por la puerta trasera.
Me quedé muy intrigado,¿Qué podría ser? Me quedé mirando hacia la puerta, esperando como un chico a los reyes Magos
De pronto apareció con una cajita envuelta en papel de regalo,y detrás de él Doña Carmen con una gran torta. Y David,el cafetero. Y Juan,el del kiosco. Hasta habían venido algunos de los chicos que me veían al salir del colegio.Y más y más vecinos. Todos con algún regalo en las manos.
Se habían acordado que era mi cumpleaños. No aguanté y me largué a llorar como un niño. Lloraba de felicidad. El Padre Luis me abrió la cajita que tenía en las manos y era el MP3, -"con todas las canciones que a vos te gustan", me dijo. 
No podía parar de llorar. Todos me abrazaron y a ninguno le importó el mal olor que yo tenía. No podía darme el lujo de bañarme seguido, pero ninguno me evitó,y cada uno de los invitados me deseó un feliz cumpleaños dándome un abrazo No entraba nadie más en el pequeño espacio en el que estábamos.
-"Todavía falta el regalo más importante...", me dijo el Padre Luis al tiempo que los demás se iban abriendo para que pudiera ver hacia la puerta. El último era Miguelito, y traía una silla de ruedas. 
No podía creerlo. 
Desde que tuve el accidente a los 20 años que andaba por la vida movilizándome con las manos. Lloré como nunca, desconsoladamente. No tenía palabras para agradecerles a esas personas por todo lo que hacían por mi cada día de mi vida. Y si las tuviera no podría decirlas porque un nudo marinero atravesaba mi garganta.
-"No te quiero escuchar que agradezcas nada,Mario,por favor,¿eh?", me dijo el Padre. No lo hice porque no podía. Luego me cantaron el Feliz Cumpleaños,comimos torta y finalmente todos se fueron. Sin embargo no podía decir que me había quedado solo. Esta noche me iba a ir a dormir sabiéndome amado y con música en mi corazón.
Soy feliz, no me falta nada en la vida. ¿Alguien lo puede dudar?
                                                                                                                       FIN

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