lunes, 9 de diciembre de 2013

Sin Retorno

Medianoche. La calle despoblada le da un aire desolador al pequeño centro del pueblo. Solo me acompañan  las tenues luces de los antiquísimos faroles de la calle principal. La soledad es total y en cierta forma,reconfortante. Me decido a disfrutar del recorrido a pesar del frío invernal y aminoro la velocidad de mis pasos. A lo lejos,  la oscuridad se hace penetrante. 
A medida que avanzo las luces van quedando atrás y las penumbras me reciben con sus brazos helados Algunos ladridos se escuchan a lo lejos pero rápidamente se apagan.
De repente, el silencio es total. Solo yo, la noche y el viento. Me acomodo el cuello de la campera para abrigarme,aunque dentro mio sé que no lo hago por la baja temperatura.
El asfalto, como la luz, son historias pasadas. Dejo la vereda y sigo mi camino por el medio de la calle donde la calma reinante hasta ese momento se rompe con un sonido familiar. Pasos. Giro pero no alcanzo a ver nada. Dejo de lado mis pasos cansinos y retomo algo de velocidad. Los pasos detrás mio también se oyen más veloces . Vuelvo a mirar,tratando de hacerlo con un leve movimiento para no quedar en evidencia, y alcanzo a divisar que la persona que camina hacia mi es una mujer. Un vestido largo y blanco la delatan. Se me eriza la piel y los escalofríos surcan todo mi cuerpo.
Las casas a mis costados,oscuras y silenciosas, parecían abandonadas. Algunos árboles con formas grotescas eran lo único que parecía tener vida en aquel barrio.
Seguí mi camino por el medio de la ya maltrecha calle,tratando de esquivar  pozos y piedras pero sin dejar de prestar atención a los pasos que rítmicamente se escuchaban a mis espaldas. Miro hacia adelante y tuve la sensación de que no había horizonte, solo un fondo negro,como si fuera una pared pintada. La nada misma.
De repente,los pasos dejaron de escucharse. Estuve a punto de respirar aliviado pero no tuve tiempo de hacerlo. De ese fondo negro surge algo que me deja boquiabierto. La mujer que antes caminaba detrás mio ahora estaba parada adelante, esperándome. Instintivamente me doy vuelta y lo único que vi fueron las luces del ya lejano centro del pueblo, con sus tenues luces titilantes. Mi corazón comenzó a bombear con fuerza. Por un segundo pensé en correr,pero no me animé. La mujer seguía ahí,sin moverse. No sabía que hacer. Me quedé quieto, dubitativo. Mis temblorosas piernas comenzaron a moverse sin que yo le diera orden alguna. Me dejé llevar, sin quitarle la vista a aquella mujer que me esperaba en la oscuridad. Mi mente estaba en blanco y mi cuerpo empapado de sudor frío. Cuando me encontraba a unos treinta metros de ella, como por arte de magia, se desvanece. No puedo creer lo que está pasando,¿acaso es un sueño? Todo sucede tan rápido que la sorpresa fue sustituida rápidamente por una aún mayor. La extraña mujer que había estado siguiéndome hasta hacía unos minutos para luego aparecer delante mio ahora estaba a mi lado, tomándome el brazo con firmeza y suavidad. Me quedé helado, salvo por mis piernas que seguían moviéndose como si tuvieran vida propia. Ella no decía absolutamente nada, sólo caminaba a mi lado con pasmosa naturalidad mirando hacia adelante sin quitar la vista del sombrío horizonte. La miré de reojo sin poder atinar a hacer ni decir nada. Fueron segundos eternos.
Su hermosa tez blanca y sus grandes ojos oscuros me hicieron olvidar el miedo que hasta ese momento había invadido mi cuerpo. Ahora sentía paz. Paz y tranquilidad. Detrás nuestro un golpe seco resonó contra el piso y la oscuridad se hizo luz y mi cuerpo yacente se hizo alma en un instante.
                                                                                                            FIN

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