martes, 30 de julio de 2013

Puntos de Vista

-¡Mirá bien!,¿No ves que esta mal puesto? Estás abriendo al revés...
-¡Noooo,esta perfecto! Vos estás viendo al revés...
Se miraron y rieron a carcajadas,continuando con lo que hacían sobre la larga mesa. Una gran lámpara sobre ellos iluminaba perfectamente todo el centro de la escena . Los dos tenían el cuerpo arqueado hacia adelante para tener la mejor vista posible del cuerpo que estaban . Mientras uno maniobraba los utensilios el otro miraba y daba su opinión. Luego cambiaban de roles. Hacía dos horas que estaban ensimismados con esa labor. Se veían algo agotados pero sumamente felices de su trabajo.
-Abrilo más que no se ve bien...¡eeeeeso,así!, ¿Qué es eso rojo? ¡Parece sangre!",dijo al que lo tocaba observar."Ahora me toca a mi",y sin esperar respuesta le sacó algo de la mano y se acomodó hasta tener el objeto casi pegado a su nariz.
-"Esto es increíble! Siempre lo quise hacer" y con un pequeño movimiento de sus manos hizo crujir algo apenas audible. Su coequiper,asombrado por este acontecimiento, dijo:"¡El otro dejámelo a mi!
Cada tanto,en silencio,corrían sus cabezas hacia los costados para que la luz haga su trabajo y así poder ver si lo que estaban haciendo iba por los carriles correctos. A veces parecían que se estaban conectados mentalmente, porque sin cruzar palabras se pasaban elementos de mano a mano y seguían con lo que el otro dejaba de manera tan natural que era evidente que eran dos expertos en lo que hacían.
-"Ya casi está terminado",dijo uno de ellos y el otro asintió con la cabeza. "¡Listo!,ahora a llevarlo al patio...".
-"¡Lo felicito,Dr!",le dijo su compañero
-"¡Pero por favor! Sin Ud no lo hubiera logrado! Hacemos un gran equipo...", y salieron de la sala  abrazados y orgullosos el uno del otro. Cuando dieron los primeros pasos por el pasillo escucharon gritos:"¡¡eeeh,ustedes dos!!,¿¿dónde se habían metido??" Y comenzó a correrlos al tiempo que del otro lado del pasillo aparecieron tres personas más con camisas de fuerza en las manos e inyecciones. Se les abalanzaron,y forcejeando, lograron tomarlos a los dos. A los gritos y debiendo utilizar mucha fuerza, los tres enfermeros pudieron inyectarlos y luego les pusieron las camisas. Cuando la droga comienza a hacer efecto, a uno de ellos se le cae de las manos una cajita muy pequeña que con el golpe en el suelo se abrió,y de ella salieron dos fósforos quebrados. Uno de los enfermeros se agachó para los tomarlos, hizo un bollito con ellos y  los tiro al cesto de la basura.
Moraleja: por más tiempo y pasión que le dediques a tus pequeñas-grandes cosas, siempre va a haber alguien a quien le va a parecer que es sólo basura.
                                                                                      FIN
                                                                                               








lunes, 29 de julio de 2013

La Señal

Quedarse en la ruta en medio de la nada es lo peor que le puede pasar a un viajero. Digo"ruta" y exagero. Un asfalto mejorado a varios kilómetros de lo más parecido a una ruta que vi en las últimas horas. No suelo viajar solo,pero esta vez al ser un tramo que supuse relativamente corto lo hice para no molestar a ningún familiar o amigo. Y ahora estaba solo y en problemas.
Sin saber nada de mecánica me doy cuenta que tanto humo saliendo del motor no es bueno. Paro,abro el capot y una densa humareda húmeda y calurosa se abalanza sobre mi. Apoyo la varilla y lo dejo abierto sin saber que bien que hacer. Miro mi celular solo para asegurarme que no tenía señal. No tiene bajo un puente menos va a tener en el medio de la nada. Igual probé suerte y levanté mi Nokia lo más alto que pude como ofreciéndoselo al Señor. Ni el Señor ni el satélite escucharon mis plegarias.
El pueblo más cercano está a unos 100 kilómetros y ahora dependía de algún camionero o automovilista que me socorriera. A mi alrededor solo campo y más campo con un mar de pastos altos y verdes que se pierden hasta el horizonte. A lo lejos algunos árboles agrupados y más pasto. Si fuera vaca sería feliz.
Pongo los brazos en jarra y vuelvo a mirar el motor. Plásticos,mangueras,tuercas,metal y cables,todo ahumado y emanando olor a vapor de agua y aceite. O algo así. Una manguera esta rota y al tocarla me doy cuenta que además esta muy caliente. 
Me siento al volante con los pies en el asfalto esperando que algún auto asome por cualquiera de los dos frentes,pero solo el espejismo fantasmal del asfalto mojado que irradia el calor del sol. Me paro,doy vueltas alrededor del auto y vuelvo a ver el motor pero el muy caprichoso sigue ahí,descompuesto. 
Pasan las horas y aunque parezca increíble no pasó un solo auto. Los nervios empiezan a aparecer cuando veo que el sol lentamente va desapareciendo en el horizonte. En un rato va a empezar a oscurecer y no me gustaría pasar la noche ahí. ¿Qué hago? Pruebo suerte y giro la llave para darle marcha a ver que pasa pero el motor hace un ruido terrible que pensé que el auto iba a explotar. Me da hambre y no tengo nada para comer. La imagen de la vaca otra vez aparece en mi mente. También sed,y mucha. Me siento en el pasto y con bronca golpeo con las dos manos el suelo mirando a lo lejos sin saber que hacer. Inconscientemente muerdo un pedacito de hierba que quedó en mi mano del golpe que acababa de dar y confirmo que no es de sabor agradable. Cuando la desesperación comienza a ganarme veo que allá a lo lejos,calculo que unos 1000 metros,cerca de un grupo de grandes árboles sale humo. Como si fuera una fogata. Me paro y me hago sombra con la mano para tapar el sol del atardecer y efectivamente es así,¡es humo!. Salgo corriendo como un loco y me sentía Laura Ingalls corriendo entre los largos yuyos. De la emoción y sin mirar donde pisaba me llevo por delante un pequeño arbusto que hace que ruede ridículamente, pero me levanté como un rayo y sigo corriendo sin que me importe el tremendo golpe que me di en la rodilla. "¡Uuuh,la puta madre!,grité. Paré y me dí cuenta que sí me importaba el tremendo golpe que me dí,me agarro la pierna y me hago una bola y vuelvo a rodar maldiciendo una y otra vez. Me paro e intento correr pero el dolor continúa así que voy rengueando hasta que de a poco se me pasa. Vuelvo al ritmo de antes y cual gacela salto en la pradera a una velocidad sorprendente. El humo está cada vez más cerca y no me importa si el que lo prendió es un violador o asesino serial  siempre y cuando sepa de mecánica o tenga un celular con señal. Apenas puedo respirar de la agitación pero igual grito lo más fuerte que puedo:"¡¡hoooooola...hooooooola!!",agitando los dos brazos al mismo tiempo. Llego al árbol más cercano y me apoyo mirando al suelo tratando de respirar con dificultad. Mi rodilla sangra pero sigo esta vez caminando rápido. El humo sale de detrás de un árbol de tronco muy grueso. Ante de llegar grito "¡heeeeeey,hoooola! Giro mi cabeza y veo que mi inservible auto a lo lejos con el capot levantado es apenas una mancha roja entre tanto verde.  Cuando por fin llego al árbol veo que a metros de él había otra pequeña calle de tierra semiescondida por los pastos altos,y el humo que veía salir era del motor fundido de otro auto. Su dueño estaba sin remera, con el pantalón roto y la espalda sangrando,parado sobre el techo e insultando con el celular en la mano apuntando hacia el cielo. Por lo menos ya no iba a estar solo. Y acá los pastos parecían más tierno.
                                                                                                        FIN

domingo, 28 de julio de 2013

El Juego

Entré a la habitación porque me pareció escuchar a mi hijo hablar con alguien.  Al abrir la puerta lo vi acostado,pero con el cuerpo hacia el otro lado de la cama,mirando al piso.
-"¿Con quién hablás?",le pregunté 
-"Con nadie papi,estoy jugando solo",me dijo un poco triste.
-"Esta bien,pero es hora que te duermas porque mañana tenes que ir a la escuela". El rápidamente se acomodó cuando me vio entrar,como evitando que vaya hasta donde estaba mirando antes. Solo me acerqué,lo tapé bien y le di un beso. Apagué la luz y cerré la puerta no sin antes quedarme pegado a ella para tratar de escuchar algo más. Dijo algo en voz baja y después no volvió a decir más nada. Cuando me alejé me pareció escuchar risas.
Al otro día en el mismo horario, se repite la misma situación,con la diferencia que esta vez había otra voz que no era la de mi hijo. Estaba seguro que no era la suya. Esta vez entré sin golpear y de nuevo estaba acostado mirando hacia el suelo. 
-¡¿Con quién hablás?! le pregunté un tanto preocupado, al tiempo que me acercaba a ver que hacía. 
-¡Con nadie papá! Solo estoy jugando",me dijo algo molesto. Miré bajo la cama y no había nada,solo algunos juguetes desparramados. 
-¿Qué buscás,pa?,me interrogó 
-"Nada,quería ver con qué jugabas,pero no veo nada...¿en que andás?",le dije riéndome y tratando de restarle importancia al tema. El no me contestó y solo se encogió de hombros. Lo arropé y le di un beso en la frente diciéndole "dormite" y salí.  Me paré detrás de la puerta nuevamente a escuchar. Nada,silencio total.
Me fui a mi pieza y me acosté. Me costó mucho conciliar el sueño. Nunca lo había visto jugar solo a esas horas. Siempre al acostarse se dormía casi al instante. La intriga pudo más y me levanté. Tratando de no hacer ruido entré a su habitación y me quedé parado por unos minutos,no sabiendo bien que buscaba. El dormía plácidamente. Fui al lado de la cama en donde siempre jugaba y revisé otra vez, pero como me imaginé,seguía todo igual. Pero esta vez ví que del otro lado había algo que no llegaba a distinguir bien. Parecían dos zapatitos. Traté de hacer foco pero la poca luz que venía del pasillo era insuficiente. Tenía que salir de allí para acercarme a ver. Saco mi torso de debajo de la cama para pararme y veo en las penúmbras  la figura de mi hijo, de rodillas en la cama, con algo largo entre sus manos. Cuando el frío filo del larguísimo cuchillo se incrusta en mi garganta y sintiendo brotar sangre a borbotones sobre mi pecho,escucho una voz de niño muy aguda detrás de él que le dice con pasmosa tranquilidad:-"Ahora sí vamos a poder jugar...". Lo último que escuché fueron risas.
                                                                                                          FIN

sábado, 27 de julio de 2013

El Tiro Libre

El defensor me empujó con violencia cuando lo gambeteé y me hizo volar por el aire. Falta directa a dos metros del área cobró el árbitro. Recién entro al campo y  ya tenía una clara chance de hacer gol. El piso de la cancha no está en buenas condiciones pero igual voy a acomodar el balón unos centímetros más atrás de donde me marcó el referí. Por culpa de la lesión estuve afuera de las canchas varias fechas y apenas si pude llegar para la gran final. No pude entrar antes pero el DT confiaba ciegamente en mi y me puso los últimos cinco minutos para dar vuelta el 1-2 con que estábamos perdiendo la Copa. Era ahora o nunca. Teníamos un gran equipo,muy mentalizado  y con ganas de darle una alegría a la gente que tanto nos alentaba. Además era nuestra casa,nuestro estadio. Eramos mayoría. El ruido era ensordecedor. Escuchaba corear mi nombre. No podía fallarles. Si metía el gol ahora empatábamos el partido y obligaba a ir al suplementario. Y con el golpe anímico seguro que lo ganabamos. Sería una fiesta y yo quería ser la figura de la tarde.
Me acomodo las medias y la gruesa barrera se mueve según las órdenes del arquero. Primero unos centímetros a la derecha,luego unos a la izquierda,sacuden su cabeza,se rascan,me quieren desconcentrar... hasta que encuentran el punto justo en donde me tapan el primer palo completamente. El arquero se acomoda en el otro,el que me queda más lejos. Espero la orden del juez mientras vuelvo a mirar hacia donde voy a enviar el balón. Voy a intentar darle comba por sobre la barrera .Sé que se va a mover porque siempre lo hacen,pero le voy a pegar bien fuerte para que pase primero la pelota. Me acomodo la camiseta y miro nuevamente el arco disponiéndome a patear...
-¡Daleeee,pateá de una vez,que me aburro! ¡¿Taaaanto vas a acomodarla?!- me dice mi hermanito menor apoyado contra el tejido que hacía de arco en el fondo de nuestra casa. Mi perra Canela con su enorme panza llena de cachorros que hacía de barrera, ya se había ido a acostar a otro lado,cerca de donde estaban los albañiles que estaban levantando la pared de la medianera y que nos miraban jugar mientras descansaban y tomaban mates. Antes de poder patear mi mamá,desde la ventana de la cocina,nos llama a los gritos para que vayamos a tomar la leche. Pateo la pelota semi desinflada y esta que queda a mitad de camino pero igual grito fuerte "goooooooooooooooooool",abrazo en el festejo a mi hermanito y nos vamos corriendo, felices, a merendar.
                                                                                                                  FIN
                                                                                    Dedicado en su cumpleaños a mi amigo Pablo Kovac

jueves, 25 de julio de 2013

El Cuentista


"Pá,murió Don Cosme",me dice a secas mi hijo desde el otro lado del teléfono. Mi semblante cambió completamente. Alberto, mi compañero de trabajo, se dio cuenta rápidamente preguntándome que había pasado, si había sucedido algo grave. Mi expresión evidentemente reflejaba que algo malo sucedía. "Falleció un amigo,un viejo amigo...",le dije y me levanté. "Después te cuento Alberto, ahora me tengo que ir". Agarré mi campera,las llaves del auto y salí con pasos apurados. Las calles estaban atestadas de autos y me movía a paso de hombre. No vivía lejos pero para llegar tenía que salir del centro de la ciudad y esa avenida era el único acceso que tenía a mano. "¡Pucha che!,se murió nomás el viejo..." pensé y recordé la primera vez que lo vi. Yo era muy chico,tendría unos 5 o 6 años y el ya era un hombre grande. Estaba con mi mamá y recuerdo que se acercó a hablarle y no la dejaba ir. Hablaba y hablaba,así era él. Y a la gente le gustaba escucharlo. "¡Qué lo parió!" pensé de nuevo y golpeé el volante. ¡Cómo se iba a extrañar a ese hombre! Fue parte de mi vida, de la de mis amigos y la de todo el barrio. Era un personaje sumamente pintoresco.  Y no iba a estar más...
A los veinte minutos llegué al velatorio. No había espacio para dejar el auto cerca,así que tuve que ir una cuadra más adelante,donde lo dejé sobre la vereda. Me llamó la atención el movimiento que había en el lugar, ya que era un barrio tranquilo donde generalmente los espacios vacíos sobraban. Salí del auto y apenas pisé la vereda pude observar  a lo lejos que la vereda de la Cochería estaba llena de personas. Pero muchas en serio. Cuando estaba a pocos metros vi que las personas no solamente ocupaban el frente del local, sino las veredas de las casas a ambos lados. Y algunos en la vereda y calle. Una multitud,y la mayoría  era gente del barrio a la que conocía, aunque también había caras que no. Pero bueno, el barrio había crecido y por el trabajo ya no estaba tan en contacto con los vecinos como antes. Saludo al pasar entre los grupos que se habían formado y las caras, si bien era un velorio, no denotaban mucha tristeza, más bien la mayoría de las ellas hablaban amenamente y hasta escuche algunas risas. 
Cruzo la puerta  y me encuentro con que adentro del gran salón también había gran cantidad de personas y casi no había espacios por donde pasar. Mientras  pensaba  en como hacer para llegar hasta donde estaba el cuerpo de Don Cosme para saludarlo por última vez, una mano me toca el hombro y me saluda "¡Eh,Andrés, llegaste!". Era Adrián,mi amigo. No se lo notaba triste tampoco. Le pregunte que había pasado y me dijo "Un bobazo,al viejo le dio un bobazo mientras dormía,parece. Lo encontró la chica que le lavaba la ropa". Me alegró pensar que no había sufrido, no se merecía morir de otra manera el pobre viejo."Vení que los muchachos están acá, estamos esperando que salga algo de gente para ir a ver el cajón",me aclaró. Me llevó entre la multitud hacia un costado, donde había un gran sillón de tres cuerpos y dos más pequeños.Y ahí estaban, todos sentados como cuando nos juntamos a ver un partido de fútbol o alguna pelea de box, y aunque por respeto hablaban en voz baja se notaba que el tema del que charlaban no tenía que ver con la muerte de una persona. Saludé a cada uno de ellos. Estaban todos los del grupete que armamos en el secundario: Carlos,Diego,los dos Aldos,Pablo y el gordo José. Me puse a hablar con Adrián,quería saber más sobre lo que había pasado. Pero sabía solo eso que me adelantó cuando me vio en la entrada. Me dijo que ni bien se enteró vino y que ya estaba lleno de personas. Le avisó a los demás y había llamado a mi casa, pero como no estaba dejó dicho que me avisen al laburo.
Carlos y Diego se paran al mismo tiempo y dicen que mejor vayamos afuera un rato, porque de tanta gente ya no se podía respirar. Salimos en hilera siguiendo al pelado Diego que iba adelante. Era el encargado de pedir permiso y correr gentilmente con las manos a los que estaban en el camino. El muy vicioso, todavía a metros de la puerta ya tenía un pucho en la boca y el encendedor en la mano derecha. Cuando ya estábamos afuera tuvimos que irnos hasta la esquina para poder hablar tranquilos, en el ratito que estuve adentro habían llegado más personas. Si,aún más. 
Cuando llegamos a la esquina hice la observación de que me parecía raro que no haya gente llorando ni nada parecido y Aldo me dice-"Pasa que el viejo no tenía parientes...todos los que están acá son conocidos del barrio. A mi me puso triste cuando me dijeron, pero el viejo ya hizo su vida,¿Cuántos años tenía? ¡Porqué yo lo conocí ya viejo!...". "Es verdad",dijeron al unísono José y el otro Aldo-a este lo diferenciábamos llamándolo "el inglés"porque era traductor,así de ingeniosos erámos-.Y tenían razón, a mi me había pasa lo mismo ahora que lo pensaba. -"Para mi que tenía más de 100 años...",exageró Diego. Todos nos reímos porque no habría sido raro que tuviera esa edad. 
Don Cosme era conocido en el barrio por sus anécdotas, siempre tenía una a mano sobre el tema que surgiera, sea el que fuere. Y como era un buen"contador" y tenía aspecto de ser un hombre experimentado en la vida nadie podía dudar de lo que decía. Aunque de chicos le creíamos mucho más que cuando comenzamos a  crecer. Igual siempre era agradable oír sus historias.
-"Pensar que de pibes nos reuníamos a escucharlo...¿Se acuerdan?,dijo Diego-"A mi me quedó patente cuando jugábamos al fútbol en la calle y ante cualquier jugada que hacíamos el salía con que había visto hacer un gol así a no se quién en no sé que año...y que tenía un hueso roto y encima estaba marcado por seis defensores o cosas así...¡y nosotros nos re enganchábamos!". Todos reímos porque era así el viejo,exagerado y creíble. Claro,cuando tenías diez años.
-"Lo que siempre me llamó la atención es que contaba una historia pero cambiaba las cosas según a quién", recordó Adrián. ¨Prosiguió,""Por ejemplo, ¿se acuerdan cuando nos dijo que había sido espía en la Segunda Guerra? ¡Casi que gracias a él habían ganado los Aliados!". -"Seeeee, me acuerdoooo, ¡¡que hijo de puta el Don Cosme!!" dijo José riéndose a carcajadas. Adrián siguió: "Bueno, a nosotros nos daba detalles de acción,con bombas,micrófonos ocultos y peleas, y a mi hermana le contó la misma historia pero con la gran diferencia que en esa a ella le habló de una mina que estaba enamorada de él y que la terminó salvando de morir y cosas por el estilo...le metía cosas románticas para las chicas y acción y balas para los pibes...un groso,la verdad". -"¡En su vida habrá salido del barrio!" dijo con algo de malicia,Pablo. "Puede ser, pero vos pensá que cuando eramos pibes ya tenía como setenta años, podía ser,¿eh?...además mucho más de su vida no sabíamos,¿o le conocieron parientes? yo a ninguno, salvo las viejas con las que cada tanto se ponía de novio",acoté y todos me dieron la razón con movimientos de la cabeza. Pablo, el menos crédulo de todos nosotros,volvió a la carga,-"Pero con ese criterio tendríamos que creerle que fue espía en la Guerra, descubrió al Charro Moreno, fue amigo del Che Guevara, estuvo cuando se fundó Buenos Aires y no se cuántas huevadas más...". Todos hicimos silencio porque algo de razón tenía pero fueron tantos buenos momentos los que nos hizo pasar con sus historias que muy dentro queríamos seguir creyéndolas, pese a lo inverosímiles de la mayoría de ellas. Finalmente,Carlos,que hasta ese momento había estado en silencio y el que parecía más tocado por la muerte del viejo, dijo-"Piensen una cosa: si le dicen a alguien que no  lo conocía, que un viejo de barrio murió a los ciento y pico de años,sin parientes, pero que en su sepelio había,no sé...¿cúantas personas hay,?¿cientocincuenta?,¿doscientas? ¡¿Cuántos personas dirían que es una exageración?! ¡Y miren!...adentro explota de gente,afuera también,la vereda y la calle están llenas...¿exagero?". Nadie dijo nada. Y siguió-"Don Cosme pudo haber sido un exagerado o hasta mentiroso si  se quiere", y miró mal a Pablo que pareció un poco avergonzado, y concluyó:"¿Por qué en vez de criticarlo,mejor no pensamos que somos parte de la última historia exagerada de Don Cosme?". Y tenía razón.
Así, sin que nadie dijera más nada, nos fuimos a darle el último adiós.
                                                                                                                  FIN

miércoles, 24 de julio de 2013

La Juana


Abro el corral y las ovejas salen felices. El aire fresco de la mañana y el aroma suave de la arboleda que abrazaba  nuestro rancho era reconfortante. Cuando la última salió cerré el pesado portón de madera y los animales  se quedaron quietos esperándome como si fueran fieles perros . Las más ansiosas y hambrientas se abalanzaron sobre las matas de pasto duros al borde del camino que ellas mismas hicieron. El trayecto al cerro donde pastan a diario es muy silencioso, silencio que solo se rompe por el canto de algunos pájaros y  de las baladas de mis blancas y esponjosas compañeras. Con el palo que llevo en la mano cada tanto golpeo un árbol o la tierra solamente por el placer de escuchar ruidos, lo que también alborotaba a algunas ovejas.
En la cima del cerro se abre una gran planicie de unos trescientos metros cuadrados con pastos muy verdes y altos que eran la delicia de mis amigas. Las ovejas se organizaban de tal manera que ocupaban casi todo el espacio dónde comen plácidamente. Aprovecho para sentarme y recibir los primeros rayos del sol buscando la manera más cómoda de pasar las largas horas que todavía tenía por delante. 
Ya pasaron casi dos meses desde que llegue de la ciudad y aunque las primeras semanas fueron muy duras para mi, hoy puedo decir que poco a poco me va gustando cada vez más esta apacible vida. La tranquilidad del campo es increíble y mis abuelos tienen una inocencia y bondad difícil de encontrar en otro lugar. No hay electricidad ni televisión, tomamos agua de pozo -la que yo acarreo con mis propias manos- y para mi desgracia-o fortuna,ya no lo sé- no hay la más mínima señal de celular y para hablar por teléfono con mis padres tengo que caminar casi una hora hasta el pueblo. Pero sin dudas lo mejor es la comida casera de mi abuela: nunca había probado algo tan delicioso, mucho más que la comida rápida que tanto comía en la ciudad. 
Otra cosa que me gusta mucho es compartir con mi abuelo esas cosas que nunca hubiera imaginado que iba a hacer, como encender fuego para hacer tortilla asada o calentar el agua de la pava para tomar mates. Los días son totalmente diferentes a los que conocía; comemos y nos acostamos bien temprano porque al otro día todos a las cuatro de la madrugada estamos arriba. Si mis padres pensaban que me estaban castigando mandándome acá se estaban equivocando, pero no quería que lo supieran. Igual a espaldas de mis abuelos me seguía dando algunos "gustos". Cuando íbamos al pueblo a buscar mercadería me compraba una botellita de algún licor y cigarrillos con dinero que tengo guardado para estos casos. Ahora mientras las ovejas disfrutan su desayuno yo aprovecho para prenderme un pucho, vicio que según mis viejos fue culpa de "la mala junta", mientras espero que pase ella, la Juana, como la conocen todos acá. Juana es una chica más o menos de mi edad, increíblemente hermosa y con una ingenuidad como la que solo pueden tener las personas del interior.
Le doy la última calada al cigarro y le pego un trago al licor para agarrar coraje.
-Bueno,ahora a arreglarme un poco-.
Con las dos manos me  acomodo el flequillo y me sacudo la remera y el jean para quitarme el pasto y la tierra. El sol empezaba a calentar pero la brisa seguía siendo muy fresca.
Llené los pulmones de aire puro y caminé hasta la base del cerro para ver si la Juana venía.
La conocí en este mismo lugar a la semana de llegar cuando pasaba por aquí camino a la casa de su tía que vivía al otro lado del cerro. Ella la ayudaba con los quehaceres del hogar ya que su tía era una mujer grande de edad y no podía sola. La primera vez sólo me saludo y siguió de largo pero la segunda vez la llamé y le pregunté su nombre y nos quedamos hablando un rato. Tenía una pollera muy larga, un saco de lana y llevaba unos zapatos muy gastados. En la ciudad hubiera pasado por una testigo de Jehová pero acá era la ropa normal de cualquier chica. Su cara  redondita, su pelo largo y lacio y sus ojos marrones eran de una perfección asombrosa. Aunque cuando le hablaba ella esquivaba mi mirada intuí que yo también le gustaba, pero supe que no me iba a resultar fácil sacarle un "si", esto no era la ciudad, toda la gente se conocía y las noticias y el chismes corrían como reguero de pólvora. Pero yo le gustaba, lo sabía bien y eso era un punto a mi favor. Todos los días desde ese primer encuentro la esperaba en el mismo lugar para charlar aunque sea cinco minutos y así ganarme de a poco su confianza.
Hasta que un día me animé y le dije lo que me pasaba, lo que sentía por ella. Nunca olvidaré la expresión de su cara, una mezcla de asombro y miedo como si nunca nadie le hubiera dicho algo así. Claro,en el pueblo no abundaba la gente de nuestra edad ya que la mayoría ni bien cumplían los 17-18 años, se iban a lugares con más posibilidades de conseguir trabajo o estudiar. Además, por lo que sabía ella no tenía trato con muchas más personas que sus familiares cercanos y yo. Fue tal su sorpresa que no solo no me contestó nada sino que se dio media vuelta y se alejó visiblemente nerviosa. 
Los días pasaban y aunque seguía haciendo el mismo recorrido para ir a lo de su tía apenas si me saludaba con un acotado"Buen día,¿cómo le va?", sin ninguna intención de quedarse a charlar.
Después de una semana de esquivarme sin miramientos por fin volvimos a hablar pero todavía se la veía muy avergonzada. ¿Lo mejor de todo? Ella fue la que se acercó a hablarme y para mi fue todo un triunfo pero esta vez no dije ni intenté hacer nada extraño por miedo a que otra vez se alejara de mi pero no pasó mucho tiempo hasta mi primer intento de robarle un beso. Aunque con su mano me lo impidió no se enojó, solo me sonrío diciéndome muy ruborizada, -Usted sí que es insistente-
-Cuando alguien me gusta los soy-, le contesté. Sonrió y se alejo haciéndose camino entre las ovejas. 
Al día siguiente me dije,<Tiene que ser hoy>
La esperé como siempre al borde del cerro y la vi acercarse con toda la parsimonia del mundo. Nos separaban a unos doscientos metros -me tuve que acostumbrar a medir las distancias así porque no había otra forma de calcularlas en el campo- y sus lentos pasos comenzaban a desesperarme, quería que llegara ya. Al levantar la vista me saludó moviendo su mano mientras que con la otra se arreglaba el cabello. Podía ver a lo lejos su amplia sonrisa mientras el calor en mi cuerpo subía con cada paso que ella daba.
-¡Buen día, ¿como le va?-,me dijo,
-Ahora que la veo a usted gurisa mucho mejor-,le respondí con un tono forzado que le causo mucha gracia. Reímos juntos. Cuando la tuve lo suficientemente cerca la tomé de la cintura y la bese. Un beso tierno. Ella se quedó inmóvil. Lo hice rápido, sin darle tiempo a nada. Para mi sorpresa ella me abrazó con fuerza y me besó apasionadamente hasta que pareció darse cuenta de lo que acababa de hacer y se apartó bruscamente. Tenía las mejillas enrojecidas y mirando al suelo me dijo:
-¡Esto no está bien!- Y salió corriendo. Aunque la llamé varias veces no me hizo caso y se perdió en el horizonte. Más allá de lo extraño que había resultado todo mi felicidad tan grande que abracé con fuerza a la oveja que tenía más cerca.
Ya en el rancho entro a la casa y veo a mi abuela cocinando en esa olla inmensa y negra que siempre usa. Me mira y con una sonrisa me pregunta como había ido todo. Yo, con una felicidad desbordante la abrazo y le respondo -¡Muy bien abuela,hoy tuve un gran día!.
Mientras me desarmaba las trenzas saludé a mi abuelo con un beso y me fui a preparar la mesa, no sin dejar de pensar en cómo se pondrían mis padres si supieran que el lugar donde esté no va a cambiar lo que  realmente soy,una mujer feliz.
                                                                                                                FIN

martes, 23 de julio de 2013

La Única


Suena el despertador. A ciegas lo silencio con un pesado golpe de mi mano. Cinco minutos después se repite la situación. Ésta es la vencida.
Con pocas ganas y todavía con  sueño feroz me siento en la cama y prendo la lámpara de la mesa de luz. 4:16 am.
El hotel en el que pasé la noche es cómodo, pero no es mi hogar. Hace años que no tengo un hogar estable.
Todos los hoteles son iguales, a todos les falta el calor, sencillez  y confort que sólo da un hogar.
Nunca paso más de una noche en ellos,dos como máximo.
Me visto y todavía medio dormido y con frío me levanto buscando la puerta del baño. Me cepillo los dientes mirando en el espejo mi rostro demacrado. El agua caliente hace circular la sangre de mi rostro y las marcas de la almohada lentamente desaparecen.
Tomo las llaves y la billetera y salgo de allí. Durante el trayecto por las escaleras en busca de la puerta de salida pienso en lo mal que terminó todo la noche anterior. Otra vez. <No debí hacer esa escena de celos>,pienso. Es más fuerte que yo. Y la pelea también estuvo de más. ¿Pero qué iba a hacer? Ella es mía. Sé que no es un objeto pero es muy difícil para mi manejarlo. Es la centésima vez que me pasa...y siempre llevé las de perder. El resultado nunca cambia,ella se aleja de mi dejando mi corazón hecho trizas. La culpa y el dolor corroen mi alma y siempre crece en mi la enorme necesidad de escaparme de allí.
Cada huida me mataba un poco más. Pero nunca pude quedarme, la vergüenza y la ira manejaban mis acciones.
Hoy me vuelve a pasar. 
A metros de llegar a la conserjería del hotel me pongo los lentes para ocultar mis ojos todavía rojos. Tengo que tomarme urgente un tren e irme a algún lugar lejano por un tiempo,hasta que la vergüenza y el dolor desaparezcan. En la calle todavía hay una oscuridad penetrante pero no me detiene. Camino rápidamente en busca de un taxi. Nadie en la calle,es demasiado temprano. Me subo el cuello de la campera,pongo las manos en mis bolsillos y apuro el paso hacia la estación de trenes. Son unas diez cuadras,"no es tan lejos y en unos minutos estaré allí",pienso. El destino aún no lo sé. El camino por las deshabitadas veredas me invitan a reflexionar...¿Por qué no puedo aceptar que hable con otros hombres? ¿por qué actuar como un idiota? ¿Cuántas mujeres he perdido por lo mismo? Muchas preguntas y ninguna respuesta. El dolor de otro amor perdido hace que mis ojos todavía rojos de ira se humedezcan. Las lágrimas deberían ser una demostración de que mi amor es verdadero,aunque ellas siempre la definían como una enfermedad...¿Que sabían ellas de lo que pasaba dentro mio? Nada...no sabían nada. No sabrían reconocer el amor puro ni aún teniéndolo en frente. En cierta forma no me merecían,ninguna de ellas. Ya encontraría la mujer ideal para mi,que me comprendiera y que me amara como yo a ella. "Era cuestión de tiempo nada más",me tranquilicé. Había llegado a la estación. Pregunté en cuánto tiempo salía el próximo tren y me respondieron:"En 10 minutos,señor" . Respiré aliviado, no aguantaba más estar en la misma ciudad que ella. En unos instantes iba a alejarme de esa farsante que nunca me quiso y que me dijo las palabras más horribles que el oído de un hombre enamorado ha escuchado. 
El tren abre sus puertas y por el altavoz dan la información del destino y el horario de salida. Entro al vagón donde suben otras tres persona más y me ubico en el fondo,bien lejos de ellos. No quería a nadie cerca mio. Odiaría que alguien me hable en este momento.
El tren se pone en marcha y a los pocos kilómetros el sueño me gana la pulseada. Mis manos todavía están en mis bolsillos. A esta altura creo que ella es la única que me entiende,la que nunca me deja y la que no me reprocha nada. A veces siento que tiene vida propia,que ella sabe cuando actuar. Si...estoy seguro que es así. Lo hace para alejarme de las que no me aman,pero también es la culpable de manchar de sangre mi alma. Ya son diez las mujeres de las que me salvó,a pesar de que les dije que las amaba. Pero ella es sabia y sabe lo que hace. Y lo que me conviene. Un nuevo destino,lejano,nos esperaba. Algún día todo esto terminará,de una forma u otra,y los dos lo sabíamos muy bien. Ella sí me daba seguridad. Acaricié mi arma y nos dormimos.
                                                                                                                         FIN

lunes, 22 de julio de 2013

La Conquista de Europa

El hombre, gordo y alto se acomodó el jean y le dijo-"¡Es así! Pensálo un poco y vas a ver. ¿Por qué somos cristianos? ¡Por legado de nuestros antepasados europeos,papá! Eso no significa que sea la verdad absoluta...pensá,pensá..."- le decía vociferando y con un tono de voz elevado.
Comenzó a darle un poco de vergüenza porque las personas cercanas los empezaban a  mirar.
-"Puede ser..."-,contestó por lo bajo mirando al piso un tanto avergonzado por ser el centro de las miradas.
-"Pero más vale!!"- le dijo sin bajar el tono."Mirá, imaginate esta situación: Colón viniendo en las carabelas y de repente en el medio del océano se cruza con otras embarcaciones pero con dirección contraria, yendo para Europa, lleno de aztecas con cara de malos que buscan,no sé,ponele que especias,no sé...Y de repente ven a Colón y al no saber si son amigos o no, por si acaso, le mandan flecha,de una. Le meten una en la frente a Cristobal,otra a Pinzón y así todos los gaitas...Se suben a los barcos y enfilan para el otro lado. Llegan a España, desembarcan en el puerto y empiezan a hacer desastres.Destruyen iglesias,las casas, esclavizan a los españoles,toman las armas y las ciudades mientras otro grupo se vuelve a buscar más barcos y gente..."-decía,envalentonado con el relato. Las personas que antes miraban de reojo ahora se acercaban como quién no quiere la cosa. Querían escuchar lo que decía el gritón. -"Vienen más y más barcos y los indígenas toman ciudades en Portugal,Francia,Inglaterra y el resto de Europa. Usan sus recursos, matan, esclavizan y les meten de prepo su religión obligándolos a que ellos también crean en ella,como hicieron acá... A todo esto los Incas se enteran y también se mandan...meta a enviar barcos para Europa, tomando los territorios donde no había aztecas:Rusia y Escandinavia ponele, y así de repente toda Europa esta en manos de los indios...re loco,no?? Bueno,¿¿qué hubiera pasado entonces?? Y vos y yo tendríamos rasgos indígenas y viviríamos como reyes porque les afanamos todo a los gringos...en vez de decir "Dios mio!" diríamos "¡Quetzalcoatl  o Pachamama de mi vida!" o algo así..."-y largó una risotada que se escuchó hasta la calle. Y siguió con su delirio -"A Jesús,la virgen María y todos los de la biblia les daríamos la misma importancia que hoy le damos a los dioses de los aborígenes, o sea nada. Vos en vez de llamarte Carlos o Ignacio te llamarías Nube Blanca o Bola de Toro"-dijo soltando una gran carcajada y vio que a su alrededor las personas también reían. El gritón aprovechó esto y buscó aún más aprobación entre su público diciéndole a la mujer que estaba a su lado"¡¿O no Doña?!,¿es así?¿o me equivoco?!!" ,la señora sonriendo asintió con la cabeza.-"¿Sabés lo diferente que serían las cosas?",prosiguió,"¡manejaríamos el mundo! Seríamos potencia..."-y se quedó pensando mientras la gente lo miraba,esperando que siguiera hablando. A esta altura solo se escuchaba su voz,pero sus silencios también eran notorios porque todos estaban pendientes de él.
-"Un presidente como Evo Morales sería lo más normal. ¡Habría Evos por toda Europa! y lo más seguro es que si algún gringo llegaba a presidente en,...no sé,Alemania, lo criticarían y dirían que no esta capacitado para ser presidente...es así,¡fija!". En ese momento se escucha a la recepcionista que dice un número y aliviado por alejarse de ese hombre tan verborrágico comienza a caminar hacia el consultorio no sin antes saludarlo cortésmente antes de irse.
Ya dentro del consultorio y mientras hablaba con el médico, podía oír risas exageradas en la sala de espera.
Cuando salió vio que el hombre seguía hablando y estaba rodeado de personas que lo escuchaban con suma atención-"hoy ni el dólar ni el Euro valdrían un carajo",escucho que decía. Cuando pasó por al lado de ellos el hombre le saludó:"¡Chau,Bola de Toro!"-provocando que toda la sala de espera estallara en risas mientras él se sonrojaba y apuraba el paso hacia la salida.
Cuando salió de la clínica no pudo dejar de pensar en algunas de las cosas que aquel hombre había dicho. De pequeño había visto en su Chaco natal como el estado les había quitado las tierras a su pueblo.
Ese hombre, con sus delirios, había removido aquello que tanto intentaba bloquear en su mente. En ese mundo paralelo que le había relatado quizás él hubiera sido usurpador en vez de usurpado. La historia hubiera sido otra pero el resultado final,no,simplemente habrían cambiado los ganadores.
                                                                                                                          FIN

domingo, 21 de julio de 2013

La Casa de las Frutas

Los dos chicos eran muy persistentes.
Las tres veces que en la última semana se habían acercado a esa casa para sacar naranjas del árbol les había traído consecuencias dolorosas. Sus manos aún  les dolían de recibir varillazos de la anciana dueña de la casona cada vez que se trepaban al paredón para arrancar las frutas que mitigaban un poco el calor de esas tardes de verano,pero más que nada lo hacían para pasar el tiempo en épocas de vacaciones, teniendo en cuenta que en el pueblo donde vivían no había mucho para hacer, más que vagar por las tranquilas calles o en su defecto, ir hasta allí,"La casa de las frutas",como era conocida en el pueblito. Esta estaba ubicada a unos dos kilómetros del pueblo y era blanco de muchos mitos como sucedía en casi todos los lugares similares a ese.
Hoy iban a intentarlo de nuevo. Después de tantas veces ya le habían tomado el tiempo a la mujer, o por lo menos eso creían.
Ahora te toca a vos-, le dijo el más pequeño, de unos 9 años a su compañero de travesuras, apenas un par de años más grande que él.
No,¡andá vos de nuevo!,la última vez apenas si te rozó con el palo y a mi me pegó con todo,¿¡mirá la marca que tengo!?-,se justificó. Después de discutir un poco sobre quién subía, el más grande aceptó viendo que su amigo tenía algo de razón . Se conocían desde hacía poco pero ya se habían hecho grandes amigos y eran inseparables.
Siempre que se acercaban a la casa lo hacían por la parte de atrás. Casi no conocían el frente de la casa ya que la única vez que pasaron por allí vieron que lo que realmente les interesaba estaba en el otro lado. Además el temor a que la mujer los pudiera reconocer-algo improbable salvo que vea sus manos marcadas- y los rete los llevaba a dar vueltas a la manzana antes que pasar por adelante. La realidad era que no le conocían la cara y suponían que ella tampoco la de ellos
Ya con la decisión tomada de quién iba a treparse y con la casa a escasos metros vieron con resignación que las naranjas ya no sobresalían de las ramas que daban a la vereda.  Las más cercanas estaban muy altas y aproximadamente a un metro dentro del terreno.Iban a tener que pararse sobre el tapial para poder recogérlas y eso implicaba dos problemas: era mucha altura y la mujer iba a poder verle la cara y luego podía acusarlos con sus madres. Pero habían caminado mucho para que ese detalle los haga desistir de la misión.Se miraron y sin decir nada el más pequeño apoyó su espalda contra la pared y unió sus manos para que su amigo pudiera treparse. Este respiró hondo y con cierta dificultad comenzó a subir. Primero apoyándose sobre sus manos y luego sobre sus hombros y cuando estaba ya a cierta altura, con un envión se se sentó sobre el paredón. Nunca había visto el patio donde se encontraba el árbol ya que siempre les alcanzó con estirar la mano, y desde adelante la casa tapaba por completo el fondo. Quedó maravillado. Era un patio inmenso con varios árboles frutales,aunque todos ellos en el centro del terreno,salvo el naranjal.
-"Guaaaaaau", dijo y miró a su amiguito que estaba ahí, asustado al verlo tan alto, pero más que nada tenía miedo de la desconocida mujer armada con la varilla.
-¿Qué pasa,cómo es adentro?-, le preguntó ansioso. Desde las alturas su amigo no le contestó enseguida porque seguía admirado de lo que allí veía.
-¡Esta lleno de árboles con frutas!-,le dijo todavía asombrado.
-"¡Dale,apurate antes que venga la vieja!-,le dijo desde la vereda, mirando para todos lados esperando que nadie pasara cerca.
Además de los árboles, era un espacio con mucho césped, un lugar realmente hermoso en donde había cuatro asientos de plaza acomodados en cada punta del patio. Evidentemente era un lugar donde los dueños de la casa pasaban horas a la sombra de aquellos hermosos ejemplares.
-<como deben comer frutas en esta casa>,pensó mientras analizaba como agarrar las naranjas sin caerse ni hacer ruido. Finalmente, y con movimientos lentos se tomó de una de las ramas más gruesas y estiró su mano lo más que pudo hasta llegar a la fruta más cercana,la arrancó y se la dio a su socio,que las agarró y la dejó en el piso para ponerse nuevamente en posición. Pasados unos minutos tenían ya más que suficientes, pero como no sabían si se iban a animar a hacerlo de nuevo querían asegurase una buena provisión,como para varios días.
El trabajo estaba casi terminado, ya no quedaba ninguna cerca y la mujer -guiándose por las veces anteriores-en cualquier momento iba a aparecer. Cuando se dio vuelta para saltar hacia la vereda y escapar con el botín, una mano lo tomó de su pierna izquierda y lo empujó hacia el patio. Cayó y se golpeó la cabeza en el tronco del árbol,le pareció escuchar decir algo a su amigo. Lo último que vio fueron dos pies cerca de su cabeza. Finalmente se desmayó.
Cuando se despertó estaba en una habitación a oscuras, donde el único rayo de luz entraba por una delgada linea en la unión de las cortinas del ventanal. Estaba acostado sobre una cama enorme y se sentía muy mal. Se levantó con dificultad y cuando lo hizo sintió un increíble mareo.Apenas podía abrir los ojos y le dolía horrores la cabeza. Caminaba torpemente y apenas podía balbucear palabras. Se acercó a la ventana muy despacio,corriendo un poco las cortinas  pudo ver que esta estaba enrejada y la habitación donde se encontraba estaba en el segundo piso de la casa. La ventana daba al patio desde donde podía ver el naranjo y el gran campo alrededor de la casona. El pueblo no se veía debido a la distancia y a los campos circundantes, donde los grandes álamos ombúes abundaban. Giró y fue hacia la puerta. Esta no tenía llave puesta, así que salió tratando de no hacer ruido pero era imposible debido a los mareos. Al salir,miró a ambos lados del pasillo   y vio muchas puertas que llevaban a otras habitaciones,todas ellas cerradas. Le pareció escuchar cierto susurros. A la derecha había una amplia escalera de madera. Cuando iba hacia allá sintió un olor nauseabundo,no sabía muy bien a qué.Todas las ventanas estaban enrejadas con unos gruesos caños de metal. Se acercó a la baranda  y  vio que la mujer estaba abajo, mirando hacia la puerta de entrada,sentada en una silla mesedora. En su mano tenia una larga varilla de madera que  movía hábilmente. Solo podía verle el pelo canoso y despeinado. Estaba de espaldas a él. En un rincón de la habitación, sentado y mirando hacia el mismo lado que la anciana estaba su amigo, que lo miró y le sonrió de una manera extraña,como nunca le había visto, para luego volver a ver fijamente hacia la puerta. Sin darse vuelta, la anciana le dijo-"En la vida hay que saber elegir a las amistades,saber de ellas es importante,sino pueden ser un arma de doble filo", cuando terminó de decir esto, el que creía que era su amiguito se le acercó,le dio un beso en su cabeza cana y salió corriendo por la puerta, nuevamente con rumbo al pueblo. La mujer giró su cuerpo con rumbo a la escalera y el chico,casi a punto de desmayarse, vio que no existía tal señora y lo que parecía un cabello cano era una burda peluca sobre la cara de un horrible hombre barbudo. -"Hora del castigo a los pecadores"dijo con voz gruesa y golpeando la enorme varilla en la palma de su mano. Antes del desmayo,ya de rodillas por los mareos, escucho como desde las habitaciones comenzaron a escucharse llantos desesperados de otros chicos.
                                                                                                                                  FIN