jueves, 25 de julio de 2013

El Cuentista


"Pá,murió Don Cosme",me dice a secas mi hijo desde el otro lado del teléfono. Mi semblante cambió completamente. Alberto, mi compañero de trabajo, se dio cuenta rápidamente preguntándome que había pasado, si había sucedido algo grave. Mi expresión evidentemente reflejaba que algo malo sucedía. "Falleció un amigo,un viejo amigo...",le dije y me levanté. "Después te cuento Alberto, ahora me tengo que ir". Agarré mi campera,las llaves del auto y salí con pasos apurados. Las calles estaban atestadas de autos y me movía a paso de hombre. No vivía lejos pero para llegar tenía que salir del centro de la ciudad y esa avenida era el único acceso que tenía a mano. "¡Pucha che!,se murió nomás el viejo..." pensé y recordé la primera vez que lo vi. Yo era muy chico,tendría unos 5 o 6 años y el ya era un hombre grande. Estaba con mi mamá y recuerdo que se acercó a hablarle y no la dejaba ir. Hablaba y hablaba,así era él. Y a la gente le gustaba escucharlo. "¡Qué lo parió!" pensé de nuevo y golpeé el volante. ¡Cómo se iba a extrañar a ese hombre! Fue parte de mi vida, de la de mis amigos y la de todo el barrio. Era un personaje sumamente pintoresco.  Y no iba a estar más...
A los veinte minutos llegué al velatorio. No había espacio para dejar el auto cerca,así que tuve que ir una cuadra más adelante,donde lo dejé sobre la vereda. Me llamó la atención el movimiento que había en el lugar, ya que era un barrio tranquilo donde generalmente los espacios vacíos sobraban. Salí del auto y apenas pisé la vereda pude observar  a lo lejos que la vereda de la Cochería estaba llena de personas. Pero muchas en serio. Cuando estaba a pocos metros vi que las personas no solamente ocupaban el frente del local, sino las veredas de las casas a ambos lados. Y algunos en la vereda y calle. Una multitud,y la mayoría  era gente del barrio a la que conocía, aunque también había caras que no. Pero bueno, el barrio había crecido y por el trabajo ya no estaba tan en contacto con los vecinos como antes. Saludo al pasar entre los grupos que se habían formado y las caras, si bien era un velorio, no denotaban mucha tristeza, más bien la mayoría de las ellas hablaban amenamente y hasta escuche algunas risas. 
Cruzo la puerta  y me encuentro con que adentro del gran salón también había gran cantidad de personas y casi no había espacios por donde pasar. Mientras  pensaba  en como hacer para llegar hasta donde estaba el cuerpo de Don Cosme para saludarlo por última vez, una mano me toca el hombro y me saluda "¡Eh,Andrés, llegaste!". Era Adrián,mi amigo. No se lo notaba triste tampoco. Le pregunte que había pasado y me dijo "Un bobazo,al viejo le dio un bobazo mientras dormía,parece. Lo encontró la chica que le lavaba la ropa". Me alegró pensar que no había sufrido, no se merecía morir de otra manera el pobre viejo."Vení que los muchachos están acá, estamos esperando que salga algo de gente para ir a ver el cajón",me aclaró. Me llevó entre la multitud hacia un costado, donde había un gran sillón de tres cuerpos y dos más pequeños.Y ahí estaban, todos sentados como cuando nos juntamos a ver un partido de fútbol o alguna pelea de box, y aunque por respeto hablaban en voz baja se notaba que el tema del que charlaban no tenía que ver con la muerte de una persona. Saludé a cada uno de ellos. Estaban todos los del grupete que armamos en el secundario: Carlos,Diego,los dos Aldos,Pablo y el gordo José. Me puse a hablar con Adrián,quería saber más sobre lo que había pasado. Pero sabía solo eso que me adelantó cuando me vio en la entrada. Me dijo que ni bien se enteró vino y que ya estaba lleno de personas. Le avisó a los demás y había llamado a mi casa, pero como no estaba dejó dicho que me avisen al laburo.
Carlos y Diego se paran al mismo tiempo y dicen que mejor vayamos afuera un rato, porque de tanta gente ya no se podía respirar. Salimos en hilera siguiendo al pelado Diego que iba adelante. Era el encargado de pedir permiso y correr gentilmente con las manos a los que estaban en el camino. El muy vicioso, todavía a metros de la puerta ya tenía un pucho en la boca y el encendedor en la mano derecha. Cuando ya estábamos afuera tuvimos que irnos hasta la esquina para poder hablar tranquilos, en el ratito que estuve adentro habían llegado más personas. Si,aún más. 
Cuando llegamos a la esquina hice la observación de que me parecía raro que no haya gente llorando ni nada parecido y Aldo me dice-"Pasa que el viejo no tenía parientes...todos los que están acá son conocidos del barrio. A mi me puso triste cuando me dijeron, pero el viejo ya hizo su vida,¿Cuántos años tenía? ¡Porqué yo lo conocí ya viejo!...". "Es verdad",dijeron al unísono José y el otro Aldo-a este lo diferenciábamos llamándolo "el inglés"porque era traductor,así de ingeniosos erámos-.Y tenían razón, a mi me había pasa lo mismo ahora que lo pensaba. -"Para mi que tenía más de 100 años...",exageró Diego. Todos nos reímos porque no habría sido raro que tuviera esa edad. 
Don Cosme era conocido en el barrio por sus anécdotas, siempre tenía una a mano sobre el tema que surgiera, sea el que fuere. Y como era un buen"contador" y tenía aspecto de ser un hombre experimentado en la vida nadie podía dudar de lo que decía. Aunque de chicos le creíamos mucho más que cuando comenzamos a  crecer. Igual siempre era agradable oír sus historias.
-"Pensar que de pibes nos reuníamos a escucharlo...¿Se acuerdan?,dijo Diego-"A mi me quedó patente cuando jugábamos al fútbol en la calle y ante cualquier jugada que hacíamos el salía con que había visto hacer un gol así a no se quién en no sé que año...y que tenía un hueso roto y encima estaba marcado por seis defensores o cosas así...¡y nosotros nos re enganchábamos!". Todos reímos porque era así el viejo,exagerado y creíble. Claro,cuando tenías diez años.
-"Lo que siempre me llamó la atención es que contaba una historia pero cambiaba las cosas según a quién", recordó Adrián. ¨Prosiguió,""Por ejemplo, ¿se acuerdan cuando nos dijo que había sido espía en la Segunda Guerra? ¡Casi que gracias a él habían ganado los Aliados!". -"Seeeee, me acuerdoooo, ¡¡que hijo de puta el Don Cosme!!" dijo José riéndose a carcajadas. Adrián siguió: "Bueno, a nosotros nos daba detalles de acción,con bombas,micrófonos ocultos y peleas, y a mi hermana le contó la misma historia pero con la gran diferencia que en esa a ella le habló de una mina que estaba enamorada de él y que la terminó salvando de morir y cosas por el estilo...le metía cosas románticas para las chicas y acción y balas para los pibes...un groso,la verdad". -"¡En su vida habrá salido del barrio!" dijo con algo de malicia,Pablo. "Puede ser, pero vos pensá que cuando eramos pibes ya tenía como setenta años, podía ser,¿eh?...además mucho más de su vida no sabíamos,¿o le conocieron parientes? yo a ninguno, salvo las viejas con las que cada tanto se ponía de novio",acoté y todos me dieron la razón con movimientos de la cabeza. Pablo, el menos crédulo de todos nosotros,volvió a la carga,-"Pero con ese criterio tendríamos que creerle que fue espía en la Guerra, descubrió al Charro Moreno, fue amigo del Che Guevara, estuvo cuando se fundó Buenos Aires y no se cuántas huevadas más...". Todos hicimos silencio porque algo de razón tenía pero fueron tantos buenos momentos los que nos hizo pasar con sus historias que muy dentro queríamos seguir creyéndolas, pese a lo inverosímiles de la mayoría de ellas. Finalmente,Carlos,que hasta ese momento había estado en silencio y el que parecía más tocado por la muerte del viejo, dijo-"Piensen una cosa: si le dicen a alguien que no  lo conocía, que un viejo de barrio murió a los ciento y pico de años,sin parientes, pero que en su sepelio había,no sé...¿cúantas personas hay,?¿cientocincuenta?,¿doscientas? ¡¿Cuántos personas dirían que es una exageración?! ¡Y miren!...adentro explota de gente,afuera también,la vereda y la calle están llenas...¿exagero?". Nadie dijo nada. Y siguió-"Don Cosme pudo haber sido un exagerado o hasta mentiroso si  se quiere", y miró mal a Pablo que pareció un poco avergonzado, y concluyó:"¿Por qué en vez de criticarlo,mejor no pensamos que somos parte de la última historia exagerada de Don Cosme?". Y tenía razón.
Así, sin que nadie dijera más nada, nos fuimos a darle el último adiós.
                                                                                                                  FIN

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