viernes, 10 de enero de 2014

Obsesión

Pasé por la vereda de su casa una vez más. Tenía que verla. Quería verla ¿Obsesionado? Puede ser. La quería. 
El portón y las rejas pequeñas dejaban ver todo el frente de su hermoso hogar.
Fui varias veces de una esquina a la otra haciéndome el desentendido,sólo para observarla. Hacía más de una semana que había captado mi interés, y hoy ya hace una hora que merodeo sin que  ella se dé cuenta de mi presencia.
En mi último recorrido me quedé en la esquina varios minutos, pensando. Prendí un cigarrillo y miré nervioso el reloj sin ver la hora. La calle estaba abarrotada de autos pero muy pocas personas caminaban por las veredas. 
Me quedé parado frente al semáforo, como si esperara para cruzar. Giré en círculos, mirando a ambos lados de la calle, dudando todavía si me iba a animar. Tenía miedo al fracaso. Mis manos transpiraban a pesar del frío. 
Más lento que las veces anteriores me acerqué nuevamente a la casa. Ella estaba en el porche sentada en una reposera con la computadora portátil apoyada en sus piernas. Estaba sumida en su mundo virtual. La rodeaba un pequeño jardín con un césped muy verde y canteros con coloridas flores. Desde mi perspectiva su largo cabello negro tapaba por completo su rostro. Supuse que tendría unos dieciocho años,como yo. 
Respire profundo y tomé coraje. Era ahora o nunca. Dí un ágil salto y traspasé las diminutas rejas para luego arrebatarle con rapidez la computadora. No opuso resistencia, sólo dio un grito corto y agudo. Con el corazón explotándome en el pecho,repetí el salto y me fui corriendo veloz como un rayo.
                                                                                                                FIN

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